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  El aroma de las hojas verdes que bucean como algas⁣  en el vientre de metal almibarado disuelve las penas⁣  enquistadas, los dolores antiguos, transportando a⁣  los viejos a la calidez del desierto.⁣ El anciano llena los vasitos de té espumoso, los vacía⁣  en la tetera y sirve de⁣  nuevo. Tres veces más oscuro, tres veces más dulce.⁣ En el rito del exilio los mártires de la tierra y la⁣  dignidad perdidas vuelven a su jaima por el sendero⁣  arenoso de la luna, ahuyentando las maguas y los⁣  muros vergonzosos salpicados de cadáveres.⁣ ⁣ 𝘔𝘢𝘳í𝘢 𝘎𝘶𝘵𝘪𝘦́𝘳𝘳𝘦𝘻
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  La primera vez que la sentí me incorporé en la cama⁣  como impulsada por una descarga de 220 voltios,⁣  como si me hubieran aplicado un cable pelado al⁣  cuello, y mis orejas de sabueso alerta se pararon⁣ buscando en la oscuridad el origen del susurro.⁣ Jesusa, Jesusa. Quieta. La nuca erizada. Tensos los músculos, prestos⁣  a saltar. Un estremecimiento me desarma. Es ella.⁣ La siento aproximarse. Ven, mamá, acuéstate aquí⁣  conmigo. Vamos a dormir.⁣ Me embelesó el calor de su abrazo.⁣ Un escalofrío es la señal y en la azotea me trepa⁣  la columna un perenquén de ventosas heladas; un⁣  soplo en el oído en medio del pasillo; un silbido que⁣  se cuela de la calle y me anuncia la merienda.⁣ Jesusa, Jesusa.⁣ ¿Eres tú, vieja?⁣  Me alegra que vengas. Así te cuento mientras friego.⁣ Vino. Me acompañó muchas veces aquellos días de⁣  tristeza, de encierros, de miedos escondidos.⁣ Hoy la llamo por la noche mientras duermo.  Mamá,⁣  mamá.⁣ ⁣ 𝘔𝘢𝘳í𝘢 𝘎𝘶𝘵𝘪𝘦́𝘳𝘳𝘦𝘻
La parada de la guagua era una verbena. Risas y fiestas. Piropos a las muchachas que pasaban y⁣  saludos grotescos, groserías a los conductores que osaban amonestarnos.⁣ ⁣ Brillantes cabezas de domingo talladas en surcos de espuma. Fijado el pelo. Sueltas las lenguas. Y el aroma dulzón de las vírgenes entre las piernas.⁣ ⁣ Dulces domingos de tabaco y celuloide, novias y cotufas.⁣ ⁣ Largos domingos de tracas de pajas apuradas.⁣ ⁣ Subió el tercero. Delante de mi. Y vi cómo de repente se le contrajo la espalda. Se irguió y selló los labios.⁣ ⁣ Metió el bono en la ranura y se sentó.⁣ ⁣ Se le fueron los ojos al agua y apretó la dignidad entre los dientes, ausente de la algarabía del asiento trasero.⁣ ⁣ Bajó la guardia en el descanso cuando le estalló el último mixto a Pedro en la cara.⁣ ⁣ ¿Qué coño le pasa a éste?⁣ ⁣ ¿No te acuerdas del hijoputa de su viejo? Conducía la guagua.⁣ ⁣ 𝘔𝘢𝘳í𝘢 𝘎𝘶𝘵𝘪𝘦́𝘳𝘳𝘦𝘻⁣⁣⁣
Huele a madera de pino recién abierta. El chaplón de cemento bajo el árbol de Abuelo, la barra de la cantina de puertas bamboleantes atendida por bellas coristas, es el banco donde se reúnen los adultos en la sobremesa, el casino de los sábados por la tarde y el asiento favorito de los visitantes que vienen para ser felices. Allí llega el aroma del naranjo chino de Padre Juan, y Comadre Zenaida con la verdura, y la señora María con su cajita de dulces, que dicen no⁣  usa bragas y mea de pie, protegida por sus enaguas, un enorme tipi que se acerca por el camino cada jueves.⁣ Saboreo sus merengues pensando en su micción.⁣ En mi callejón jugamos todos. A la lotería, al dominó, al envite, al tejo, a la comba. Mi calle la construyó Abuelo en un campo de cereales. Podemos explorar las huertas y las cuevas del barranco, escondernos en los tarajales a fumar cacarecas, coger ranas sin acercamos a las charcas grandes, volar las cometas. ⁣ Mesitas de laja, vajilla de porcelana rota con potaje de
  𝗡𝗜Ñ𝗔 𝗖𝗢𝗡 𝗚𝗔𝗧𝗢⁣ ⁣ Soy yo. Esa niña pequeña con gato soy yo. La miro desde la puerta.⁣ No está Nani, ni Tata, pero soy yo en el patio de Madre Herminia. Un día precioso. La luz, las flores, mi sonrisa mofletuda.⁣ Sola, con ese tigre manso en brazos a la sombra del macizo, hago un alto a la vuelta de la cacería, un descanso triunfal para posar orgullosa con mi pieza.⁣ Sola. Sin miedo. Miro al futuro. Me miro y no reconozco esa madurez que me escudriña, que se⁣ asombra del tesón de la inocencia que fue.⁣ Tan lejos esa mujer que me observa desde la puerta.⁣ Tibio mi gato sobre el peto, suave. Lo agarré en la huerta y se dejó. Mi gato amarillo, Sultán.⁣ Sola. Y me vuelve la voz de Madre Juana, y su guayaba dulce me inunda la boca. Caña limón y⁣ mejorana, zotal y reina luisa aroman la tarde.⁣ Sola. Flequillo y coletas, calzón de granjera. La mujer que quise ser.⁣ ⁣ 𝘔𝘢𝘳í𝘢 𝘎𝘶𝘵𝘪𝘦́𝘳𝘳𝘦𝘻
  No quiero. No sé. No me sale.⁣ ⁣ Allí las dos, como dos pollabobas sentadas en nuestras sillitas, frente a mamá. Dos agujas cada una; la de la derecha al aire, la de la izquierda sujeta bajo el sobaco.⁣ Venga, mira tu hermana, qué bien lo hace.⁣ ⁣ La miro y me asombra su destreza. Bailan codos y muñecas danzas de vientre ensartando hilos con choques de metal: tic-tac, tic-tac, crece la bufanda. Decrece su madeja, aumenta el abriguito de su muñeca; merma la lana y su rojo me pinta los cachetes. Anímate. Ya verás que divertido es. ¡Que no!, ¡que no me sale!, la miro otra vez. El patuco casi está.⁣ ⁣ Quiero cabalgar. Enganchar sortijas con mi lanza. Embestir con ella al caballero negro y derribarlo. Dirijo al galope mi montura hacia él; golpeo su pecho con mi lanza y cae de su silla. Ríndete, bellaco.⁣ ⁣ Levanto el yelmo para descubrir sus facciones y de debajo de la cesta de los hilos surge, enfurecida, la cara de mi madre.⁣ ⁣ Acabo de liberar a la princesa de las garras del malvado.⁣
foto: Raúl Díaz (flickr,  La graja) Tarde de cine La parada de la guagua era una verbena. Risas y fiestas. Piropos a las muchachas que pasaban y saludos grotescos, groserías a los conductores que osaban amonestarnos. Brillantes cabezas de domingo talladas en surcos de espuma. Fijado el pelo. Sueltas las lenguas. Y el aroma dulzón de las vírgenes entre las piernas. Dulces domingos de tabaco y celuloide, novias y cotufas. Largos domingos de tracas de pajas apuradas. Subió el tercero. Delante de mí. Y vi cómo de repente se le contrajo la espalda. Se irguió y selló los labios. Metió el bono en la ranura y se sentó. Se le fueron los ojos al agua y apretó la dignidad entre los dientes, ausente de la algarabía del asiento trasero. Bajó la guardia en el descanso cuando le estalló el último mixto a Pedro en la cara. ¿Qué coño le pasa a éste? ¿No te acuerdas del hijoputa de su viejo? Conducía la guagua.